Hoy fue el trigésimo octavo día de mi nombre, y fue muy distinto a otros; hoy, quien creí que estaría conmigo para siempre se fue hace algún tiempo, y he de ser sincera, me dolía que no estuviera... pero todos aquellos que están conmigo en corazón y pensamiento me regalaron un poquito de su tiempo, y llovieron las felicitaciones, incluso de personas que no he visto en años, y entonces ya no me sentí tan triste ni tan sola, sino rodeada de cariño y buena vibra, amistad, besos, risas, amor, luz y buenos deseos, música, cerveza, pastel de chocolate y pan glaseado de limón, de mis amigos, mi familia, mi gente. Y agradezco mucho el saber que todos ustedes están ahí, unos más cercanos que otros, pero a final de cuentas, han sido parte de mi paso por la vida. ¡Gracias por existir!
Y sí, siempre me da por ponerme sentimentaloide el día de mi cumple... ni modo.